¿Por qué «necesitamos» algo dulce después de comer?
La secuencia se repite todas las noches: terminamos de comer y aunque estemos satisfechos siempre sentimos que podríamos ir por algo dulce. Es más, lo necesitamos. Aunque hayamos comido media pizza o pasado tres horas en un asado, un chocolate resulta una buena idea. ¿Por qué?
A eso se le suma la preferencia natural que la mayoría de las personas tienen por lo dulce. Así que lo cultural se mezcla con lo biológico y se refuerza. Si estuviéramos en Francia, seguramente no podríamos irnos a dormir sin un poco de queso en el sistema. Pero como «algo dulce» no es sinónimo de torta calórica, Katz sugiere algunas alternativas.
3 estrategias para comer algo dulce pero saludable
Una es incluir las frutas en la comida. Una ensalada con manzana y apio, con hojas verdes y peras o de cebollas y naranjas; o una carne de cerdo o pollo con frutas asadas.
Elaborar postres con yogurt o servir frutas después de la comida.
Alejar el dulce del plato principal o comerlo antes del almuerzo o cena. La idea es dejar que la naturaleza siga su curso sin incentivar lo que desde ya a muchos les cuesta controlar.
Fuente: La Nacion Argentina.
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