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Estudio señala que los padres juegan rol clave para que los niños creen hábitos saludables

Animar a sus hijos para que coman bien, hagan ejercicio y limiten el tiempo que pasan delante de las pantallas quizá no sea suficiente para infundirles unos hábitos saludables. También se debe educar con el ejemplo, sugirieron los investigadores.

«Aunque cualquier respaldo que puedan dar los padres es bueno, descubrimos que los niños tenían más probabilidades de cumplir con las directrices si los padres les apoyaban de forma activa y comprometida», dijo la autora del estudio, la Dra. Heather Manson.

Eso significa llevar a su hijo al parque a jugar, tener disponibles opciones de alimentación saludable y restringir el tiempo delante de las pantallas, señaló Manson, jefa de promoción de la salud y prevención de enfermedades crónicas y lesiones de Public Health Ontario, en Canadá.

En Estados Unidos y Canadá, aproximadamente 1 de cada 3 niños tienen sobrepeso u obesidad, lo que les pone en riesgo de sufrir problemas de salud graves. Los médicos saben ahora que vivir de forma saludable implica no solamente moverse más, sino estar menos tiempo sentado: tener menos conductas sedentarias, como mirar la televisión o entrar en internet, indicaron los investigadores.

Para este nuevo estudio, los investigadores realizaron una encuesta telefónica de más de 3,200 padres con al menos un hijo menor de 18 años en Ontario. Se preguntó a los padres por las conductas relacionadas con las directrices nacionales de actividad física, alimentación saludable y el tiempo adecuado delante de la televisión/pantallas.

En Canadá, se aconseja que los niños y adolescentes de 5 a 17 años hagan al menos 60 minutos de actividad física de moderada a intensa al día. En función de la edad y el sexo, las directrices recomiendan comer de 4 a 8 porciones de fruta y verdura al día. Con respecto al tiempo recreativo delante de las pantallas, la recomendación es dos horas como máximo.

niños cocinando

Los investigadores hallaron que los padres que llevaban a sus hijos a lugares en los que podían ser físicamente activos, como los parques infantiles y los programas deportivos, tenían el doble de probabilidades de afirmar que sus hijos cumplían con las directrices de ejercicio que los que no.

Los padres que participaron en las actividades con sus hijos tenían un 35 por ciento más de probabilidades de afirmar que sus hijos cumplían con las directrices que los que no lo hicieron.

Además, los padres que ofrecían frutas y verduras crudas entre las comidas tenían casi 5 veces más probabilidades de afirmar que sus hijos cumplían con las directrices de nutrición, según el estudio.

Insistir en las comidas familiares y en ver menos televisión también fue de ayuda.

Los padres que comían en casa, pero lejos de la televisión, tenían un 67 por ciento más probabilidades de decir que sus hijos comían la suficiente fruta y verdura. Y los padres que reforzaban las normas con respecto a la televisión, las tabletas y otros dispositivos electrónicos tenían el doble de probabilidades de afirmar que sus hijos seguían las directrices con respecto a las pantallas.

«Todas estas cosas requieren algo de esfuerzo por parte de los padres», dijo Manson, pero añadió que los resultados merecen la pena.

Los hallazgos se hacen eco de lo que Stephanie Quirantes, dietista comunitaria, ve en sus programas del Hospital Pediátrico Nicklaus de Miami. Uno, llamado Healthy Chicas, inscribe a las adolescentes hispanas con sobrepeso y a sus madres. «Queremos que las madres sepan cosas sobre el ejercicio y la nutrición», dijo Quirantes.

El modelo de rol funciona, indicó. «No basta con decir: ‘hazlo'», dijo Quirantes. Cuando las adolescentes ven que sus madres siguen unos hábitos más sanos, eso las motiva a ellas también.

Los hallazgos sugieren que «nos estamos moviendo en la dirección adecuada con lo que estamos haciendo», dijo Quirantes. Tener zanahorias y frutas cortadas a trozos en recipientes en la nevera ayuda.

«Tenga los refrigerios listos para comer», dijo, para que sus hijos puedan tomarlos para cuando vayan de camino al entrenamiento deportivo o a hacer actividades extraescolares. «Los niños no van a cortar la fruta», comentó.

Quirantes dijo que los beneficios son para ambas partes. Las madres que participan con sus hijas a menudo mejoran sus propios hábitos de salud, anotó.

El estudio aparece recientemente en la revista BMC Public Health.

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