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¿Por qué fracasan las dietas? Conoce cuáles son los periodos críticos

  • Nutricionista nos cuentan qué nos lleva a abandonarlas y cómo lograr que cumplamos nuestra meta de mantenernos en un buen peso sin morir en el intento. 

Por Francisca Orellana

Lo más seguro que el 99,9% de quien esté leyendo esta nota sabrá que partimos una dieta y muy pocas la hemos terminado. Nos aburrimos, duramos una semana o a lo más aguantamos un mes con la rutina de comer mucha ensalada y dejar de lado los dulces.

«Una de los factores que pueden llevar a romper una dieta, es muchas veces al querer bajar varios kilos en pocos días, se hacen dietas que buscamos en internet o que hizo un amigo. La mayoría de estas dietas son demasiado estrictas y con largos períodos de ayuno, a veces, incluso saltándose ciertas comidas, por lo que es normal que sentirse mal y que nuestro organismo pida más alimentos hasta el punto de dejar la dieta de lado», comenta la Dra. Catalina Silva, directora del programa Equilibrio Vital de la Clínica Terré (www.terre.cl).

RECAÍDAS

¿Cuáles son los días más difícil y que nos hacen dudar de seguir? La especialista dice que es normal tener ciertos momentos de recaídas e identifica dos momentos cruciales: entre el tercer y quinto día de haber comenzado la dieta y cuando ya hemos bajado cierto porcentaje del peso inicial.

«Cuando se comienza una nueva dieta, generalmente hay mucha motivación, pero ya al tercer día las ganas de seguir disminuyen»

Agrega que «es normal que pase esto ya que el cuerpo se está adaptando a una nueva forma de comer. Además, ciertos alimentos como el azúcar, estimulan a nivel cerebral los mismos centros que se activan con las drogas creando una adicción a estos alimentos. Por lo que después de un par de días a dieta se inicia algo parecido a un síndrome de abstinencia, el cual provoca la necesidad de comer algo dulce y se tiende a hacerlo impulsivamente, casi sin pensarlo hasta después de haberlo comido.

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En segunda instancia, «cuando uno ha bajado aproximadamente el 10% de su peso inicial, el cuerpo tienda a resistirse un tiempo (que puede variar de 1 a 4 semanas) a seguir bajando. Pero es ahí cuando más tenemos que seguir aferrados a nuestro nuevo plan y, pasando esa meseta, se vuelve a la baja de peso que podemos mantener hasta llegar a la meta deseada».

Pero, por qué fracasamos? Acá nos dan algunas luces:

– QUERER BAJAR RÁPIDO: Cuando nos ponemos metas poco realista, «al par de días o en una semana, muchos tienden a la frustración y a creer que la dieta no resultó. Esto, incluso, a pesar de que se haya bajado de peso. Es ese punto en el cual muchas personas abandonan la dieta», explica Silva.

Por eso, en este momento hay que pensar en hace cuánto tiempo tenemos esos kilos de más. «Generalmente son meses, años, incluso de toda la vida, por lo que no se puede esperar en una semana o en un mes bajar todos los kilos acumulados durante tanto tiempo. Si se ponen metas realistas, como disminuir 1 kilo a la semana (dependiendo sobrepeso de cada persona), lo más probable es que se pueda lograr el objetivo, la persona se siente bien consigo y entonces decida continuar el proceso», detalla.

– PESARSE TODOS LOS DÍAS: Las especialistas recomiendan subirse a la báscula una vez a la semana.  «Durante el día el peso fluctúa según lo que hayamos comido o tomado y también en algunos casos, como por ejemplo durante el periodo de menstruación, una mujer puede retener líquidos, llegando a subir entre 0.5 a 2 kilos, lo que no significa que la dieta esté mal si no que estamos ante un “peso falso” que dentro de 3 a 4 días se normalizará», dice.

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TIPS PARA NO FRACASAR

  • Metas realistas y dietas adecuadas personalizadas: es importante no pretender nunca más comer un chocolate, o un pedacito de torta, o una porción de papas fritas, porque son alimentos que siempre están presentes en las celebraciones o en diversas ocasiones. «Darse un gusto de vez en cuando, incluso uno a la semana, es algo que se puede hacer sin sentirnos culpa y luego retomar los nuevos hábitos», afirma.
  • Mantener idealmente 5 comidas diarias y no pasar más de 4 horas sin comer. «De lo contrario, se llega con mucha hambre a la siguiente comida. Es importante racionar las porciones y tener cierta estabilidad en los horarios», dice.
  • Tomar un vaso de agua de al menos 200 cc antes de cada comida y colación. Eso ayuda a mantener una sensación de saciedad más prolongada que evita que comamos cosas extras.
  • Incluir ejercicio: cuando hacemos ejercicio el cuerpo libera sustancias que hacen que nos sintamos mejor, más vitales y con más energía lo que lleva también a querer mantener una mejor alimentación.

Un punto que destaca la especialista, es que si sientes esas ganas desesperadas de comer, hay que darse un tiempo y analices el por qué para saber si realmente es hambre o es ansiedad.

«La mejor forma de saber si es hambre, es que da ganas de comer lo que fuera por saciar esas ganas, una fruta o un lácteo descremado o una ensalada. Sin embargo, si es ansiedad probablemente se va a querer comer algo más dulce o graso. Si ese es el caso, hay que identificar qué es lo que hace que te sientas así. Quizás el estrés, el trabajo, o la pena y tratar ese punto de otra manera, no acudir a la comida como única solución. Si a pesar de todo el nivel de ansiedad es incontrolable puede ser mejor que consultar algún especialista para tener un tratamiento adecuada», comenta.

 

 

 

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