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Nutrigenómica: aprender a comer de acuerdo a nuestros genes

  • Tradicionalmente se ha considerado a los alimentos como simple fuente de energía y necesarios para que nuestro organismo pueda realizar sus funciones biológicas. Sin embargo, gracias a esta ciencia, se sabe que además de lo mencionado anteriormente, la dieta juega un papel esencial en la regulación de la expresión de nuestros genes.

Por Francisca Orellana

Si a ti te cae bien el pescado pero no el vacuno no es casual. Cada cuerpo es distinto y responde diferente a cada alimento que ingerimos, lo que provoca, también, que unas personas engorden más que otras.

Así es que surgió el estudio de la nutrigenómica, que es la ciencia que estudia el efecto de los diferentes componentes de los alimentos y cómo interaccionan y reaccionan con nuestros genes. Se ha transformado en una herramienta cada vez más popular para establecer la dieta más adecuada para cada cuerpo. 

«Todos somos diferentes en rasgos físicos, sentido del humor, personalidad, etc. Por ello… ¿Por qué vamos a reaccionar todos igual a los alimentos? Cada uno tiene diferentes variables genéticas, como un único código de barras, y que ese código nos hace diferentes al resto. Sin embargo, los genes no cambian por lo que comemos, pero sí que se expresan de una manera u otra”, dice a Más Liviano el doctor Pedro Prieto, director de Investigación y Publicaciones de la Universidad Sek y miembro del equipo asesor del Programa Revolución Saludable de Fundación Chile. 

Detalla que esta ciencia viene a explicar cómo a una persona que los hidratos de carbono le pueden engordar, a otra persona no le afectan y le sientan bien, o cómo cierta variación genética hace que unas personas sean más propensas a recuperar el peso tras una dieta, o cómo a otras personas con el colesterol elevado les baja mucho si consumen más pescado, mientras que a otras les baja poco o nada. «Por esta razón, se debiera tener en cuenta nuestro perfil genético para un mejor tratamiento nutricional personalizado», comenta. 

En Chile ya existen laboratorios que realizan este tipo de pruebas genéticas sobre la base de un panel de genes seleccionados y candidatos a describir nuestro metabolismo, relacionados con la obesidad y la diabetes entre otros. Sin embargo, alerta que muchos planes nutricionales se basan en la dieta del grupo sanguíneo u otros test de intolerancia alimentaria, los cuales no analizan variables genéticas, por lo que no se pueden considerar planes nutrigenómicos.

No son muy recomendables aquellos test genéticos basados en pocos genes (menos de tres), en los cuales la recomendación es, para tener mayor o menor riesgo de una enfermedad, comprar un producto o tomar píldoras.

Según explica el doctor, todo ello no significa que sea una solución única, pero es un mayor conocimiento científico para descifrar los mecanismos implicados en el desarrollo de la obesidad. En este sentido, no se debe olvidar que la obesidad es una enfermedad multifactorial y no solo la genética, se relaciona también con el ambiente, estilo de vida, sedentarismo, fármacos, edad, microbiota intestinal, epigenética, estrés, ritmos circadianos, entre otros.

Prieto-Hontoria

Doctor Pedro Prieto, director de Investigación y Publicaciones de la Universidad Sek y miembro del equipo asesor del Programa Revolución Saludable de Fundación Chile.

– ¿Cómo una persona puede saber que se le están haciendo un estudio genético para ver su reacción a los alimentos y no un test de saliva o que sea poco serio?
Un estudio nutrigenético se puede realizar a través de una muestra de sangre o de saliva, no existe un método único de toma de muestra.
La elección de un estudio nutrigenético correcto debe realizarse con cautela, porque no es una decisión dicotómica (blanco o negro), existen matices. Es muy importante conocer el aval científico, los artículos, investigadores, o proyectos en los que se basan la elección de los genes o seleccionados para el estudio, porque son pequeños indicadores. Además, es fundamental conversar con el equipo que va a interpretar el test para que brinde información de todos los ámbitos (nutricionista, médico, psicólogo) para que el gasto no sea en vano.

– ¿Cuántos genes se debería estudiar para lograr un buen resultado?
No son muy recomendables aquellos test genéticos basados en pocos genes (menos de tres), en los cuales la recomendación es, para tener mayor o menor riesgo de una enfermedad, comprar un producto o tomar píldoras. Tampoco son los test de intolerancia alimentaria que están basados en la reacción a anticuerpos y no revisan causas genéticas como es el caso de la Nutrigenómica-Nutrigenética.

– ¿Cuánto sale más o menos un estudio de estos y si nos puede mencionar algunos laboratorios?
Los precios oscilan dependiendo del número de genes-polimorfismos que se estudian, a mayor número mayor costo. También influye si el test va ligado a un tratamiento asociado, como consultas psicológicas o kinesiológicas. Los precios pueden oscilar entre los $350 mil al millón de pesos, en Chile existen clínicas que ya han realizado más de cuatro mil test.

¿Hay alguna edad adecuada para hacerse estos exámenes?
No existe una edad adecuada. En EEUU se han examinado bebés para conocer la predisposición genética a enfermedades y conocer qué alimentos son más apropiados. También lo utilizan personas jóvenes o de mediana edad que no han podido bajar de peso con dietas tradicionales debido a que el tratamiento dietético de la nutrigenómica es muy eficaz. No hay que olvidar que esta ciencia no va a determinar si los alimentos son buenos o malos sino que va a recomendar en función de nuestro perfil genético.

Así es que ya saben, acá hay una ayuda y herramienta para que aprendamos a comer. Está en nosotros lograr un cambio de vida real para ganarle la batalla a los kilos.

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